Jornada 1: Roma 0 – Milan 3

El partido de la primera jornada de Serie A, antes de que empezara por las expectativas y después por el resultado. Dos equipos que este año quieren (y deberían estar) arriba y que afrontaban a las primeras de cambio un gran rival por la Champions. Y un buen partido lleno de fútbol que dejó un veredicto muy duro y quizá no del todo injusto.

Ante unos 2.000 aficionados en el Tren Fontane, la Roma presentaba su nuevo proyecto y un plantel de estrellas con el que espera hacerle frente a la Juventus como mucho a medio plazo: Hegerberg, Andressa, Thestrup, Giugliano… En cada balón que tocaban se notaba la calidad qué atesoran, que es mucha. Faltaba, eso sí, no ya el último pase sino esa jugada rápida en el último cuarto de cancha rival que mete miedo y de la que nacen las ocasiones.

Frente a un leve dominio de posesión de la Roma estaba un Milan mucho más “obrero”, excelentemente plantado en todo el campo y con una Refiloe Jane suntuosa en el centro, repartiendo juego u obstrucciones según fuera el color de la camiseta de la jugadora con el balón. Decíamos a principios de temporada que el 4-1-4-1 de Ganz no tenía un “5” claro delante de la defensa. Debate cerradísimo.

También es cierto que el Milan quizá encontró un rival perfecto para su juego, que propone pero no concretiza, que tiene el balón pero al que le falta brillantez. Y para ver de todas maneras lo igualado que fue el encuentro basta mirar el resumen: 0-0 hasta el minuto 69, cuando el partido entró en esa fase donde más cuentan los pulmones. Tras una rápida circulación del balón, desde la derecha llegaba un gran centro de Bergamaschi y Heroum se metía entre las centrales para rematar a bocajarro. 0-1 y el Milan entraba en su “zona de confort”. Lo demostró con otros dos goles en menos de 20 minutos, hijos de las prisas de la Roma y de la lucidez de las rossonere a la contra. En el 82 fue Čonč la que culminó una jugada por la izquierda y en el 89 la vigente capocannoniere, Valentina Giacinti.

Las “rossonere” celebran la victoria al final del partido. Foto: calciomercato.com

La gran diferencia al final no fue de calidad en los pies sino de fe y de ser o no un equipo. En la Roma quedó claro, sobre todo con el marcador en contra, que faltan los mecanismos de los equipos ya hechos, además de algo de músculo en el centro del campo. El Milan demostró que es un serísimo candidato para la próxima Champions y que es un equipo muy rocoso, al que costará mucho hacerle goles. Queda sólo la duda de cómo será contra equipos que se encierren atrás y no dejen huecos para que las veloces Giacinti y Bergamaschi hagan daño.

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